Texto: Aversión hacia la felicidad.

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Había creado una barrera, un muro que él creía podría aguantar, pero no conforme con ello se decidió por vendar sus ojos, atar sus muñecas a su espalda y encadenar sus tobillos. Quería alejarse así del dolor, del sufrimiento, de la ira, de ese pequeño demonio que por dentro tantas veces le había consumido ya. Ese alguien que había llegado a devorar sus más anhelados sueños y convertirlos en putrefacción. Alguien capaz de coger la sonrisa que había tardado en elaborar tanto tiempo y dejarla hecha escombros en lo más profundo de su pecho, intentando convencerse “En ese estado, y ahí escondida, está mejor, no tengo porque usarla”. Atarse a la nada, a no experimentar ni cariño, ni deseo, ni siquiera una simple carcajada. Un precio tan alto, como quizá el dolor que esperaba evitarse. Su mayor miedo ante aquello era comenzar a sentir que no era nada, que su cuerpo un día se desplomase, y muriese por no experimentar ni la más estúpida lágrima, ni la más seca carcajada. En un lugar donde el “Yo” era lo único existente, sentía incluso que, si lo pensaba demasiado, hasta ese “Yo” se acabaría hartando de él y abandonándole, como sentía que le pasaba con todo. No llevaba apenas unas horas,  y seguía experimentando todo lo que antes. Celos, desesperación, odio, desconfianza… todo seguía saturando su interior y haciéndole acelerar su respiración hasta que apenas parecían quejidos que soltaba su alma. “¿Por qué? Ya estoy harto… ¿por qué siguen corrompiéndome?”, el eco resonaba dentro suya, ya que en su interior él había anulado todo y allí solo quedaba el vacío. Con su cuerpo incapacitado andaba en pos de una respuesta a tan cruel pregunta, quizá, tan cruel destino, en el fondo, pensaba “Quizá es que uno no puede permitirse olvidar lo que le ha sido otorgado”. En el fondo quería reírse de sí mismo, ridiculizarse en ese sitio donde solo se encontraba él, y todos los demonios que habían conseguido pasar sabe Dios cuando. Seguía sintiendo como en su interior donde no había nada, todo se agolpaba y le hacía sentir o bien, que iba a estallar, o por otra parte, que iba a ser tragado por su propio pecho. En aquel desquiciado habitáculo que se había fabricado para sí mismo, chocaba contra su mentalidad, vacía, intentaba encontrar una palabra que le explicase porque aún alejado de todo lo bueno, se sentía aún peor. ¿Por qué sigo recordando este dolor?”, se repetía, hasta que solo dejo repetirse una palabra en su eco, “Recordar”. Comenzó a comprender que siempre tendría recuerdos, a menos que se volase la tapa de los sesos, y que con ellos, si no encontraba nada que le devolviese la felicidad, algo nuevo que le hiciera reír no podría contradecirlos. Dejo marcas en sus muñecas, desgarro la piel de sus tobillos, y dejo caer la venda mientras la luz que entraba por arriba le destrozaba la mirada. Sus nudillos y palmas se convirtieron en lo único con lo que golpear su abominable creación, ya que sus pies, ensangrentados, ya hacían bastante sosteniendo su culpa. Cada golpe dolía mas, porque destrozaba más la barrera que había creado, su propia barrera, ese era su castigo por privarse a sí mismo de felicidad. Incluso aquellos demonios le intentaban detener, desgarrándole la piel a mordiscos y clavando sus uñas. Un rayo de luz choco contra su pecho, y al verlo golpeo por última vez con más fuerza. Él se desplomo, mientras todo se venía abajo, volvió a levantarse y comenzó a andar “Buscaré algo que me haga reír, algo que me haga sentir cariño, algo que me haga soñar… y aunque después se pueda convertir en oscuridad y todo lo contrario, buscaré cosas nuevas”, pensó mientras le sonreía sin miedo al sol.

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La palabra "aversión" es una palabra que me crea fascinación. Me encanta como suena, como se escribe, y pese a que signifique rechazo hacia algo, no me da un aire hacia eso, sino que, para mi da un toque de "soleado" a esa idea de rechazo. Para mi, si quiero odiar algo de verdad, utilizo esa propia palabra, odio; pero en cambio si es algo que no consigo conseguir, pero si que quiero, algo que no puedo optar por mí mismo, prefiero usar la palabra aversión. Joder, cada vez que la digo, más me gusta. Bueno, el texto me ha servido para levantarme a mí mismo, ya que estaba decaido y a traves de plasmar lo que pienso, pude autoconvencerme. Hay cosas mas fáciles que hacer que escriba semejante parida estúpida, pero bueno, no pienso usarlas, no pienso molestar a los demás.

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