Texto: MASQUERADE

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MASQUERADE

Capítulo I: Dulce canto de ángel.


El frío de Enero cubría el parque con una blanca nieve. Recuerdo que me quedaba mirando las huellas que dejaba al caminar, y que en ese momento pensé que era el único ser existente en el mundo, pero al mirar a uno de los bancos del parque pude verla. Una joven de pelo largo, oscuro como el ébano, que observaba la nieve caer mientras escuchaba música. Quizá fuera el frío, que paralizo la sangre que corría por mis venas, o quizá el sentirme comprendido y no ser el único que observaba la pura y blanca nieve… pero en realidad, aquello que de verdad me llamó la atención de ella fue como su blanquecina piel asomaba de entre los ropajes negros. Parecía hecha de nieve. Sentí un impulso de acercarme a ella, y le hice caso. Poco a poco entable conversación con ella, claramente, siempre comportándome como un joven normal, uno más de los que viven en este mundo… un pez más en el mar, aunque en realidad yo fuera un tiburón. Al final se levantó y me dijo que si la quería volver a ver que me pasara por el bar H, que daría un concierto allí con su grupo. ¿Cómo llego a decirme eso? Me hice pasar por un interesado y amante de la música, algo fácil para quien esconde su faceta ante todo el mundo. Tras aquello la seguí con la mirada hasta perderla de vista en el horizonte. No me fui inmediatamente. Comencé a reírme mientras miraba sus huellas en la nieve.
Cuando llego el día acordado, y sin poder quitarme de la cabeza, ya no solo su blanquecina piel, sino, su voz, tomé rumbo hacia el bar. Al llegar había más gente de la que esperaba, puesto que era un grupo desconocido, y no podía creer que conocieran a tanta gente. Me senté en la barra y pedí una copa con hielo, a la que solo le pegue unos pocos tragos y me decidí por darle vueltas con el dedo índice a los hielos. Cuando vi que comenzaban a subir al escenario me aparté de la barra y me acerque más al grupo de gente que iba a mirar el espectáculo. Cuando comenzó la canción, ni me llamo la atención, la verdad es que no me gustan los grupos de Rock, prefiero música más relajante… pero todo cambió cuando ella comenzó a cantar. Una voz tan dulce como la de un ángel. No quiero que pienses que soy un romántico, no fue precisamente el deseo de seguir escuchando esa voz lo que me impulso a quedarme, sino, mi propio deseo de transformar esa voz… dejar de oírla cantar para que sacara todo el dolor de su interior en un grito de agonía… al ángel se le quebraron las alas. Tras los 5 primeros minutos salí de allí sin mirar a atrás y con el paso firme, no podía contener la alegría en el pecho, el deseo, que se me desbordaba en carcajadas, las cuales intentaba reprimir tapándome la cara con la mano. Quería transformar la dulce blanca piel con el color calido de la sangre mientras la escuchaba cantar una canción de agonía. Que solo yo escuchase, sus últimas notas.
Tras aquella noche no volví a hablar con ella, no me acerque mas de verdad a buscarla… pero me convertí en su sombra, en la huella de sus pies al caminar por la nieve. Seguí sus pasos y la observe, incluso aunque las fuerzas me fallaran. El propio deseo de mi sueño macabro era la energía necesaria para moverme, sabiendo que si no lo cumplía me volvería loco. Es extraño, mi sentido de la locura es el de aquel que no cumple los sueños, mientras que el de la sociedad se rige más por la moralidad. Así fue como pude por fin saciar mis ansias.
La luna asomaba alumbrando el paisaje blanco entre las nubes. Escondido y nervioso esperé, con las manos temblorosas, escondiendo la luz de un mal desgarrador. En cuanto estuvo a mi lado, la tome por la espalda de la boca y la tire conmigo al suelo, cayendo yo sobre la nieve y ella encima de mí. Antes de que pudiera gritar el tape la boca y comencé a hablarle.
-Tranquila, relájate, no pasa nada.
Ella todavía alterada e intentando que le soltara las muñecas no dijo ninguna palabra.
-No debes tener miedo, nos conocemos, solo quiero oírte.
Cuando se relajo le solté y deje que se sentara.
-Eres el chico de aquel día, con el que me paré a hablar mientras nevaba.
-Si, pensé que no te acordarías, y siento que fuera de esta forma tan brusca la que te he parado, es que si un hombre te sale de la sombra es posible que eches a correr.
Ella río y yo no pude contener una sonrisa. Arrastrándome por la fría nieve me acerqué a la bolsa que había dejado en el suelo y tomé de ella dos bebidas, ofreciéndole una a ella.
-Para la voz de mis sueños.
Bebió, y yo no dejaba de mirar como corría la bebida al pasar por su garganta. Entonces, cayó al suelo.
Cuando volvió a abrir los ojos intentaba moverse pero le era incapaz, e incluso ni podía dejar lanzar su voz al viento. Yo, postrado en el suelo me levante sacudiéndome la nieve de la ropa.
-No te aceleres, no es lo mejor que puedes hacer, tampoco me gustaría que me jodieras el momento perfecto para la canción.
Comenzaba a sacudirse con más fuerza intentando romper las cuerdas que la ataban. Tanto escándalo comenzaba a irritarme, odio a las personas que se alteran ante situaciones que le sobrepasan. Me abalance sobre ella y agarre su cara por el mentón.
-¡Quieres calmarte! Cuanto mas tranquila estés esto acabara antes, no quiero que te canses para tu gran solo.
Una lágrima comenzó a brillar por su mejilla, a la cual no pude resistir la tentación de hacerla mía. Entonces apoyé mi mano izquierda sobre su pecho, e hice que el brillo de la dama muerte asomara por la derecha. Sus ojos se ahogaron en lágrimas. Lentamente acerqué mí frente a la suya y cuando pude sentir el frío de su piel comencé a quitarle el vendaje de la boca. Estaba nervioso, se me notaba en la respiración, solo quedaban segundos para cumplir mi sueño.
-Ahora… canta para mí…
El cuchillo penetró con el filo hacia arriba en el estomago… entonces pude oír la canción mas bella del mundo. No me hacía falta abrir los ojos para ver la cara de desgarro que tenía, simplemente el tono y la vibración de la voz eran suficientes para ver la imagen que deseaba… como un ángel de alas quebradas y piel blanca caía… y se convertía en nieve. El grito de agonía penetro por mis oídos llegando hasta mi corazón, y este acelero su pulso. Cumplido mi deseo, solo tenía que acabar de escribir el poema. Despegue mi frente de la suya y observe como la roja sangre manchaba de pecado su piel, y comencé a subir el cuchillo hasta dar con las costillas. El resto ya lo sabe, estaba en el informe.
Volví a abrir los ojos y me quede contemplando su cara. Él volvía a mirar los libros que traía consigo y al sacar uno mirándome se levanto las gafas.
-El caso de la joven que encontraron su cuerpo desnudo en la nieve, abierto por el estomago, los muslos y de los hombros a los codos; pero en el cual la cabeza se hallaba colgada de la rama del árbol superior con el corazón dentro del cuello. Ahora alcanzó a comprender un poco más este acto.
-Le enseñaba a la muerte su propio cuerpo… y con el corazón en la garganta, porque era en ese lugar donde de verdad vivía ella.
-Bueno… se nos ha acabado el tiempo, esto es muy interesante la verdad. Nunca nadie había detallado lo que había hecho tan tranquilamente. ¿Volverás a contarme como creaste tus “poemas”?.
-Solo si es usted quien me escucha, e intenta comprender el deseo que hay en ellos.
Sonrío y recogiendo lo de la mesa salió por la puerta, que tras cerrarse volví a quedarme solo, y con el corazón acelerado por recordar aquella emoción. Aún cuando cierro los ojos escucho su cántico de agonía.

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Bueno, esta es la segunda parte del texto MASQUERADE. Es el capítulo primero, puesto que el orden de los capítulos se divide en un prólogo introductorio y el capítulo en sí, donde se narra un suceso del pasado. Espero que le agrade a alguien.
Aquí dejo el texto completo de MASQUERADE para descargar.
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